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Palabras del Prof. Fernando Luque en el acto del 3 de Mayo

Hoy estamos reunidos para conmemorar dos acontecimientos singulares. Uno, el conocido como “El Milagro de la Cruz”, es una evocación ciudadana relacionada con un suceso producido en el contexto de los hechos fundacionales de la ciudad de Corrientes. El otro, más íntimo, más nuestro, de menor repercusión para la Ciudad de Corrientes, pero totalmente trascendente a nuestra comunidad educativa, es la fundación del Colegio Informático “San Juan de Vera”. Nuestro colegio.

El llamado “Milagro de la Cruz”, fue un suceso que quienes lo vivieron consideraron prodigioso, según el cual, atacada por miles de indios una veintena de españoles refugiados en un fortín que se alzaba donde hoy está la estatua de Alvear, próxima a la intersección de ambas costaneras, intentaron infructuosamente los aborígenes quemar una cruz alzada en las proximidades. Los españoles  vieron en ello la intervención divina y así, siglos más tarde, cuando Pedro Ferré en 1828 alza el primer monumento público de la provincia, la “Columna”  que todavía hoy se yergue en una plazuela casi debajo del acceso al Puente General Belgrano. En una de las placas que se le colocaron  afirma lo siguiente “de la mano de Dios llovieron prodigios” (Dextera Domini fecit virtutem).

Todo aquello sucedió en los primeros días de abril, pero para que la fundación y el prodigio no se confundieran, en 1805 el obispo Lué y Riega desplazó la conmemoración religiosa al día 5 de mayo, fecha que se recuerda la Invención de la Cruz que veneran los católicos.

Y bien, todo aquello a transcurrido en el lapso de varios siglos, en los cuales otras confesiones, cristianas y no cristianas, se han incorporado a la correntinidad, pero esa cruz prodigiosa, habiendo adquirido una jerarquía de símbolo propia, ajena a su significación religiosa, campea  en varios emblemas provinciales y en el mismo escudo de la Provincia y de la Municipalidad de Corrientes.

En el mismo momento que esto decimos, está en entredicho la creación de una bandera aparte para la ciudad de Corrientes, discutida precisamente por la ausencia de esa Cruz.  Hay voces a favor y en contra de que se la inserte, y no es ni debiera ser función de los educadores tomar partido, pero sí, y más desde el campo de la Historia, señalar los riesgos que acarrean el olvido de las tradiciones, y los intentos de reformulación de la llamada “memoria”, sobre todo cuando atacan símbolos consagrados por el paso de los siglos, cuya omisión o reemplazo, por su misma esencia, me animo a decir que no sólo es difícil sino hasta imposible.

Con respecto al otro suceso, nuestro propio Hecho Histórico, nuestra propia Fundación, el Colegio viene atravesando exitosamente  más de dos décadas  de éxitos, en búsqueda de la excelencia.

El prestigio que hemos alcanzado en la comunidad, y fuera de ella, los lugares logrados en todas las competencias a las que nos sometemos anualmente en las distintas disciplinas académicas, las devoluciones que nos hacen nuestros ex alumnos, las opiniones que recibimos de docentes y autoridades de diferentes facultades, sumado a las opiniones de los padres y aún de sus conocidos, el prestigio y la responsabilidad de sus directivos y docentes…. en fin, todo nos habla del éxito alcanzado. Un éxito que es más, mucho más que medallas, diplomas o pergaminos, mucho más que la corroboración de empresas y otros organismos públicos o privados, un éxito que  se materializa en que las puertas de nuestro colegio abren el paso  al mundo de la constante y continua construcción de buenas personas,  a la consolidación de ciudadanos responsables, respetuoso de los valores democráticos y de los principios republicanos, en suma, en prepararlos para la vida.

Cada jornada, todos nosotros pasamos juntos varias horas del día que, según la actitud individual que tengamos, son más o menos productivas. El Colegio es el facilitador, el agente catalítico ante el que reaccionamos, más o menos positivamente o productivamente.  Quiero recordar aquella frase de una película que la mayoría de nosotros hemos visto: “Aprovecha el día”. Porque nuestro Colegio es el mejor de todos los caldos de cultivo imaginables  para que podamos hacer eso: aprovechar el día.  Y su accionar va más allá del paso de todos nosotros por estas aulas. Aquí, todos hemos hecho amigos y conocidos, en muchos casos, para toda la vida. Aquí  vienen a diario también los hijos de ex alumnos, de colegas, de amigos  y de conocidos. Aquí comprobamos a diario que, más que una comunidad educativa, somos una verdadera familia.

Por eso esta fecha es un momento propicio para reflexionar, para juramentarnos íntimamente prometiendo, sin decirlo, que vamos a esforzarnos para ser cada día mejores, que nos superemos y al hacerlo daríamos más calidad a esa excelencia que nos caracteriza, que nuestro Colegio seguirá ascendiendo cada día, para ser mucho, pero mucho más que un edificio, unas aulas, unos laboratorios, una biblioteca, un escudo o una bandera, para constituirse ante todo y sobre todo en un estilo de vida...

Prof. Fernando Luque

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