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Epidemia silenciosa entre los jóvenes

Epidemia silenciosa entre los jóvenes

Ciberacoso, una nueva forma de agredir

Vivimos en la sociedad de la información y el conocimiento, comunidad en la que resulta imprescindible la utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, siendo Internet y los celulares los medios más utilizados por los jóvenes. A través de ellos, las personas establecen vínculos con otras (socialización), sostienen, enriquecen y hacen prosperar relaciones sociales, se comunican, interactúan, transfieren todo tipo de información e inclusive producen contenidos propios. Los usuarios pueden propagar información, en forma sencilla y gratuita, pero sin ningún control de calidad. Como así también, cualquiera accede a la visualización, pues no existe regulación alguna.

En consecuencia, de acuerdo con la investigación llevada a cabo por Chicos.net Asociación sobre usos y costumbres de niños, niñas y adolescentes en relación a las tecnologías, una de las situaciones más desagradables y relevantes que se detecta es el ciberacoso (conocido como cyberbullying en inglés), es decir, el acoso entre pares mediante el uso de las TIC.

El acoso puede llevarse a cabo mediante el uso de mensajes de texto a celulares, chats y mensajería instantánea, imágenes tomadas con las cámaras de los teléfonos, correo electrónico, foros y grupos, así como páginas web dedicadas a la victimización de una persona específica. A través de este tipo de herramientas tecnológicas se difunden información (verídica o no) y burlas sobre la víctima con el objetivo de humillarla, se envían insultos y amenazas de forma insistente por celular o e-mail, se publican fotos reales o trucadas, se crean grupos de interés dirigidos a ridiculizar a una persona, se clonan identidades de chat o correo electrónico para realizar acciones que afecten a la imagen de la víctima, etc.

Las consecuencias de este abuso pueden ser devastadoras. El entorno virtual y la multiplicidad de canales a través de los que la víctima recibe los mensajes hostiles la convierten en una situación de acoso de la que no encuentra escapatoria. El acoso no tiene límites: no tiene horarios y trasciende el ámbito escolar e incluso la ciudad de residencia de los involucrados; esto puede llegar a afectar el desarrollo social y psicológico de la víctima, así como ir en detrimento de su rendimiento escolar.

En este contexto la intimidación se ve facilitada y se intensifica la experiencia de abuso desde la perspectiva de la víctima. Al mismo tiempo, un celular o Internet ofrecen un  sentido de distancia del victimario a la víctima en la cual ésta puede sentir que no tiene dónde refugiarse: un mensaje de texto, por ejemplo, puede llegarle estando en cualquier lugar o puede que sufra pensando que su humillación puede ser presenciada por un gran público en el ciberespacio. La víctima puede llegar a sufrir trastornos psicológicos como pérdida de autoestima, ansiedad, depresión, pérdida de capacidad para concentrarse, desarrollo de fobias, etc. En los casos más preocupantes, han terminado  abandonando la escuela, o incluso cometer daños contra sí mismos y, mayor aún, el suicidio.

Sin embargo, las consecuencias negativas afectan también a los agresores. Este comportamiento de abuso, puede ser trasladado y convertirse en costumbre, llegando a afectar la capacidad de relacionarse socialmente tanto en el centro educativo como en otros entornos. Esto puede acarrear consecuencias en la futura integración social del agresor.

Lo explicitado precedentemente pone en evidencia la necesidad de que los educadores se comprometan a formar a los jóvenes como usuarios críticos, a fomentar el desarrollo de habilidades, capacidades y destrezas que les permita a los educandos utilizar las herramientas de forma segura y responsable, aprovechando de forma óptima de los recursos tecnológicos.

SI OCURRE, ¿QUE SE DEBE HACER?

Como víctima

  • No conteste a las provocaciones.
  • Guarde la evidencia.
  • Dé a conocer la situación: conversa con tus padres, autoridades de tu escuela y/o amigos.

Cómo padres

  • Infórmese sobre las nuevas tecnologías y de qué manera pueden llegar a ser usadas para afectar a sus hijos.
  • Acérquese a sus hijos y comparta su experiencia en línea de vez en cuando.
  • Recolecte las pruebas necesarias (correos, conversaciones, páginas, fotografías, videos, etc.) en caso de que sus hijos sean víctimas y reportarlo a las autoridades.

Cómo educadores

 

  • Incluya el ciberacoso en reglamentos de convivencia escolar.
  • Dé a conocer sobre las forma de reportar abusos en las redes sociales.
  • Realice campañas de sensibilización en la escuela hacia los alumnos y sus familias.

A continuación les dejo una presentación animada, con videos e imágenes, que explica brevemente la problemática.

 

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Etiquetas: ciberacoso,
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